El Hotel está recién reformado y a 50m. de la playa. Las habitaciones están muy bien y la cama es cómoda. La atención en recepción muy buena y la limpieza también. Había gel hidroalcohólico por todos lados. Cogimos media pensión, pero no recomiendo coger almuerzo o cena. El desayuno está bastante bien, variado y nos lo sirvieron en mesa. Pero la comida era malísima, había variedad de platos y los servían en mesa, pero tanto el sabor como la calidad eran malísimos, no merece la pena. La ubicación magnífica y se puede coger aparcamiento en el Pato Amarillo (10€ día) y también disfrutar de la piscina de éste (a 350m de distancia).